Voluntariado en Guatemala: «El día de la despedida te emocionas y te pones triste»

Voluntariado en Guatemala: «El día de la despedida te emocionas y te pones triste»

Por fin tengo un rato para escribir mi experiencia de voluntariado en Guatemala. El viaje y la estancia en Guatemala muy bien. Partía con cierta ventaja, ya  que conocía la ciudad de Antigua y sobre todo conocía el proyecto para niños huérfanos y a «mis sobrinos» Juan José y Judit. Ellos me llaman y me llamaban «tía» y algunas veces los niños  también se dirigían así cuando me nombraban. ¡Era curioso y divertido! Me preguntaban «de verdad es la tía de Juanjo?» Y yo les respondía: “Claro que sí, no veis que tenemos el mismo color de piel».  Y nos reíamos todos.

Orfanato de GuatemalaLos primeros días de voluntariado en Guatemala

Los primeros días fui sola a San Mateo, pero en casa de Lesbia había otras dos voluntarias para otro proyecto y al conocer el proyecto, se unieron y vinieron algunas tardes a colaborar, repasar, jugar con los niños,…Yo, alguna mañana también fui a su proyecto con niños de Síndrome de Down. Fue una experiencia maravillosa para todas. Sus edades eran de 23 y 29 años y eran como mis hijas. Se marcharon antes que yo, pero encantadas del proyecto para niños huérfanos.

Después de casi seis años, el volver a San Mateo me causó mucha emoción. El reencuentro con Judit, Juan José y Carmela fue muy emotivo. Las salas se han ampliado, hay más material de sillas, ordenadores… pero sigue teniendo ese sabor de antaño que yo conocí, con el humo por toda la casa cuando cocinan, su orden y su desorden…

Lo que más admiro de este proyecto es la dedicación altruista y desinteresada de Judit y Juan José a los niños durante todo el año. ¡Y además en su propia casa! ¡De verdad que es digno de admiración!

Qué pena que no tengan voluntarios todo el año, porque con la cantidad de niños que tienen. Ahora había unos cuarenta y tantos.

Hay dos cosas que enseguida te llaman la atención. Una el respeto que les tienen a Juanjo y Judit todos los niños. Cuando ellos hablan, se hace el silencio más absoluto; y la segunda, como se ayudan unos niños a otros. Además, son todos los niños muy cariñosos. El día de la despedida te emocionas y te pones triste. De verdad te da pena, marcharte.

¡Ah! Juanjo ha construido dos futbolines de madera, muy majos y los niños están encantados, deseando siempre jugar.

También aproveché mi estancia en Guatemala para recorrer el país los fines de semana y vivir intensamente la Semana Santa. ¡Increíble! En Antigua son muy religiosos y salen por las calles numerosas procesiones. Algunas duran hasta 14 horas y movilizan a más de 8.000  personas. Y no digamos las alfombras que adornan las calles. ¡¡Preciosas!!

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